Gastronomía y artesanía

La gastronomía es uno de los factores de relevancia de la localidad.

Como platos más típicos destacan el ternasco a la brasa, al horno o guisado, el cordero a la pastora, la trucha de río y los productos procedentes de la matacía del cerdo, como las tortetas.

Los embutidos, y más concretamente la longaniza de Graus es por su calidad y tradición uno de los productos gastronómicos de la zona más conocidos a nivel regional y nacional, y ha sido galardonada con la marca C de Calidad Alimentaria de Aragón. Su importancia se subraya cada año con la celebración en julio del Día de la Longaniza, en la que se elaboran la longaniza y la parrillada más grandes del mundo, así reconocidas en el libro Guinness de los Records. Los chorizos, el lomo embuchado y las morcillas también poseen esta marca de calidad.

Las chiretas es un plato típico de esta zona de Aragón que consiste en tripas de cordero cosidas rellenas de arroz y carne que posteriormente son hervidas, pero también pueden ser rebozadas en huevo y harina y luego fritas.

La trufa negra es también buena muestra de la condición de Graus como uno de los mayores mercados a nivel nacional, así como la repostería, que juega un importante papel en la cocina grausina. Los turrones artesanales, sus tradicionales y típicos pastillos y crespillos, las tortas, el chocolate o la miel son algunos de los dulces más característicos que pueden degustarse en Graus.

La artesanía de la villa nos permite encontrar trabajos de gran calidad como los elaborados en cobre, cuero, madera de olivo y boj, en piedra, o en forma de iconos religiosos.

La albarca es un tipo de calzado fabricado con suela de caucho y que se asegura por medio de correas al empeine y el tobillo. Todavía se siguen utilizando en labores del campo gracias a que ofrecen gran resistencia.